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El curaca era el jefe político y administrativo del aillu. Después de la conquista del Perú por parte de Francisco Pizarro y sus compañeros,[1] los hispanohablantes le empezaron a conocerle con la voz taína de cacique, que denota autoridad.[2][3] «Curaca» deriva de la voz quechua kuraq (el de mayor edad/ hijo primogénito)[4] que significa el primero o el mayor entre todos los de su colectividad natalicia.
Originariamente debió ser el más anciano, sabio y gobernaba de manera paternalista; pero como su autoridad la podía heredar a un hijo que denotaba especial capacidad, es obvio que el criterio de la edad no fue siempre seguido. Los incas, a su vez, nombraron curacas para reemplazar a los que hubiesen demostrado resistencia tenaz contra su dominación. Entre sus funciones se hallaban:
Debido a su autoridad, tenían derecho a poseer tierras y ganado, y acceso a pastos de la comunidad. Disponía del trabajo de mitayos, cuyo servicio lo canalizaba en su propio beneficio. El curaca, por lo tanto, podía exigir prestaciones personales, pero no se apropiaba de bienes en especie, salvo de los mercaderes. Asimismo, vivía en una casa amplia con servidumbre de ambos sexos. Tenía varias esposas, provenientes de su mismo aillu o de pueblos vecinos, y a veces incluso, cedidas como favor especial, por el propio Sapa Inca.
El curaca, sin embargo, no actuaba solo, compartía su poder con un yanapaque o segunda persona, como lo conocieron los españoles. Este generalmente era un pariente cercano, o usualmente su hermano, quien lo reemplazaba cuando se enfermaba, envejecía, estaba incapacitado físicamente o se ausentaba. El símbolo supremo de su autoridad era la tiana (quechua: tiyana, 'asiento') o dúho, un asiento de madera, piedra o metal, de apenas 20 cm de altura aproximadamente, objeto del cual tomaban posesión el día de su asunción al mando.
Los pueblos originarios no tenían el concepto de poderío o imperio, como era entendido por los españoles.[cita requerida] Para ellos la autoridad no estaba basada en el poder, sino en el ejemplo.[cita requerida] Por eso el curaca debía ser una persona experimentada y sabia, no alguien ambicioso.[cita requerida] Además la autoridad era compartida con su segundo.[cita requerida] Los pueblos prehispánicos se consideraban a sí mismos una nación, sin fronteras. Y no un imperio.[cita requerida]. Leamos lo que ha escrito Franklin Pease G.Y.